Nothing gold can stay

Nature's first green is gold,
her hardest hue to hold.
Her early leaf's a flower;
But only so an hour.
Then leaf subsides to leaf,
so Eden sank to grief,
so dawn goes down to day
Nothing gold can stay. 

- Robert Frost

sueño.

(Del lat. somnus).

2. m. Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes.

3. m. Estos mismos sucesos o imágenes que se representan.

6. m. Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse.

Soñar es ser abstracto. Soñar es, según la RAE, ser ingenuo.

A mi parecer, soñar es un privilegio.

Los sueños deben estar hechos de una materia inexplicable. Cada vez que intentamos describirlos fracasamos. Nos impregnan de una verdad irreal en el subconsciente que pasa a ser abstracta al despertar. Podemos anhelar el sueño, podemos vivirlo o simplemente podemos olvidarlo. Se puede vivir soñando o soñar viviendo. Se puede soñar en una vida o vivir en un sueño. Es la única forma que tenemos de alcanzar las estrellas, de volar, de viajar sin movernos, de sentir.

Soñar... y soñar... y anhelar el sueño para soñar.

- Voy a darle aquello y lo cojo pero no lo toco. Lo vuelvo a intentar. Niente. Me frustro. Pero quiero dárselo. Lo vuelvo a intentar. Niente. Estoy soñando. -

(UNDER CONSTRUCTION)



Dándoles un tiempo a los sueños para volar libres.

¿Y si nuestros pensamientos se cruzaron en algún punto como lo hicieron nuestras miradas perdidas?

Sin saber, sé que cuando me miras, derrumbas todas las murallas de mi fortaleza. Me dejas falta de defensa, posándote ante mi vulnerabilidad. Y entonces retiras la mirada dejando ese sentimiento dentro de mí.

Siento tu pensamiento en el mío y no puedo dejar de pensarte.

Me doy cuenta de una cosa: tengo ganas de besarte.

Querer escribir y no saber cómo.
Querer no sentir y sentir sin querer.

Se alargan los días con lo que implican los segundos perdidos.
Las letras sólo insinúan lo que no nos decimos.
Los gestos se esconden tras el silencio.
Y la voz...

La voz se quiebra. Se quiebra por dentro.

Política: el conflicto de la ineficiente democracia.

Sociología: el conflicto de la inmigración.

Los segundos entre todas y cada una de las palabras que se pronuncian no tienen nada que ver. Intento escuchar, pero sólo consigo escucharme por dentro. El latido de este corazón, el pulso temblando, las voces exteriores que me llegan como un mero murmullo. Se me escapa la nitidez de sus palabras en una confusión que invade sin previo aviso. Ellos desmenuzan en su análisis un conflicto, mientras yo descubro otro en el mío. Entonces, sin razón aparente alguna, se filtran en mi mente algunas de las palabras que resuenan en la sala: "miedo", "identidad", "prejuicio", "sobrevivir"... 

¿lo dejo morir aquí adentro en mi corazón o abro la celda para que sea libre? 

Estando en un no saber, creo que:
nos perdemos para encontrarnos
(y no necesariamente con nosotros mismos)
arriesgamos para perder -aquello que empieza a pesar- y
apostamos por aquello que más nos aterra.

Entonces nos encontramos en medio de la nada
sin ropa y sin equipaje.
Volvemos a empezar.
Y si "se hace camino al andar",
¿Por qué las prisas? ¿Por qué buscar atajos?
Simplemente, empecemos a caminar.

Un sin saber

No sé nada. Será que la vida da mil vueltas, que a quien uno quiere, le vence, que a quien lastima, aman. Resultará que después de todo nos conocemos poco. El amor, como todo estupefaciente, te engaña... Llegando al éxtasis te niegas la sensación y una vez caes en picado después de probar de esa substancia, admites cuánto te llegó a gustar. Para ese entonces nos hemos engañado mucho tiempo. "En el amor reina el egoismo", y desgraciadamente, pasa lo contrario. Quien te quiso crea dentro de ti un espacio en el que permanece, un lugar en el que madura y crece. Después resulta llegar el olvido y ese espacio queda en el vacío de una falta de memoria. ¿Dónde lo que di? ¿Dónde lo que demostramos? En el recuerdo. No, en el pasado. Es fácil decir que alguien te importa un mundo, pero sentirlo es la tarea más difícil. Intentar demostrarlo la más lastimadora de todas. Un mundo, con toda su extensión, con sus mares, con sus selvas, con sus 6 mil millones de habitantes, con sus almas, con su sentir... Abarcarlo y perderlo es devastador. El amor: lo mismo. Resultará que el sentimiento se impone sobre toda materia, que la negación se convertirá afirmación y que tu olvido evocará el recuerdo.

Anoche encontré tu rostro en la luna.
¡Qué pálido! y desconocido...

La niebla se apoderó de la oscuridad
y yo quedé con un sentimiento dormido.

Se fue aclarando el cielo
pero tú ya habías desaparecido.

Y yo me quedé parada en el día
con el corazón entero
pero descosido.

Sobrevivir

¿De qué sirve? Es tan imposible que parece inoportuno. La inoportunidad enlazándose con las ganas y yo aquí sin hacer nada, aquí en la espera, sentada. ¿Quién clama el deseo? El deseo me clama a mí reclamando que me he ido, pero no sabe que siempre estuve. El sueño se hace conmigo confundiendo la realidad, deformándola. La distorsión del mundo, el esperpento de un sentimiento. ¿Qué necesidad de sufrir? La prueba de hacerlo

                                                                                           – y sobrevivir