No sé nada. Será que la vida da mil vueltas, que a quien uno quiere, le vence, que a quien lastima, aman. Resultará que después de todo nos conocemos poco. El amor, como todo estupefaciente, te engaña... Llegando al éxtasis te niegas la sensación y una vez caes en picado después de probar de esa substancia, admites cuánto te llegó a gustar. Para ese entonces nos hemos engañado mucho tiempo. "En el amor reina el egoismo", y desgraciadamente, pasa lo contrario. Quien te quiso crea dentro de ti un espacio en el que permanece, un lugar en el que madura y crece. Después resulta llegar el olvido y ese espacio queda en el vacío de una falta de memoria. ¿Dónde lo que di? ¿Dónde lo que demostramos? En el recuerdo. No, en el pasado. Es fácil decir que alguien te importa un mundo, pero sentirlo es la tarea más difícil. Intentar demostrarlo la más lastimadora de todas. Un mundo, con toda su extensión, con sus mares, con sus selvas, con sus 6 mil millones de habitantes, con sus almas, con su sentir... Abarcarlo y perderlo es devastador. El amor: lo mismo. Resultará que el sentimiento se impone sobre toda materia, que la negación se convertirá afirmación y que tu olvido evocará el recuerdo.
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