¿Y si nuestros pensamientos se cruzaron en algún punto como lo hicieron nuestras miradas perdidas?
Sin saber, sé que cuando me miras, derrumbas todas las murallas de mi fortaleza. Me dejas falta de defensa, posándote ante mi vulnerabilidad. Y entonces retiras la mirada dejando ese sentimiento dentro de mí.
Siento tu pensamiento en el mío y no puedo dejar de pensarte.
Me doy cuenta de una cosa: tengo ganas de besarte.
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