Pensé que ese día en el que yo estaba arriba, despidiéndome, ella estaría allí para abrazarme al bajar. Pensé que él sería el amor de mi vida. Pensé que después de todo, la conocería a fondo. Pensé que perseguir mis sueños sería todo lo que haría.
La vida dio la vuelta. Crecí. Me di cuenta de que ese abrazo se había escapado hacía ya mucho tiempo pero que vendría algo momentáneamente más grande. Me di cuenta de que él no merecía mi corazón si era capaz de jugar con mi ego. Me di cuenta de que era ambiciosa queriéndolo saber todo y que debía aprender de los detalles. Me di cuenta de que perseguir sueños es una pérdida de tiempo, es mejor cumplirlos a medida que los improvisas.
La vida dio la vuelta. Crecí. Dejé de ser ingenua pero disfruto disfrazándome de tal de vez en cuando. Dejé de responder a las sonrisas cuando mi mirada se rompía. Dejé de engañarme y opté por conocerme un poco mejor. Dejé de caminar con prisa para verlo pasar todo más lento.
La vida dio la vuelta. Crecí.
Y sigo creciendo.
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