23.5.12

Últimamente vivo en una espiral de éxtasis. La suerte está de mi lado y, a pesar de seguir siendo desafortunada en el juego y un tanto más en el amor, hay algo en la esencia de esta primavera que me llena. La lluvia no me deja un mal sabor de boca cuando cae sin previo aviso. Las nubes ya no nublan mis días, pues hace un tiempo aprendí que "al mal tiempo, buena música". La brisa acaricia con ternura mi piel desnuda y me seduce con su caminar. Y el sol... el sol siempre me ciega dejándome sólo distinguir aquello que brilla.

No sé qué tendrá esta primavera. No sé qué le habrá pasado a los días que, además de ser más largos, están más llenos de vida. No sé ni por qué ni cuándo ni dónde. Sólo sé una cosa (y no justamente que no sé nada).

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