Muchas noches pierdes, pero ganas. Esa unidad de medición del perecimiento de las cosas se te escapa y lo vuelves a agarrar fuerte con la nostalgia. Te arropa cuando tienes frío, pero acabas dándote cuenta de que no proporciona mucho calor.
El tiempo debe ser el peor de los enemigos y el mejor de los amigos. Se lo lleva todo, incluídas las penas. Se lleva las risas y las lágrimas. Las deshace en su valor unitario de medición. Lo hace desaparecer, pero tiene un gran enemigo: la memoria. Ella es quien recupera todo lo que él se llevó.
Hay noches largas que ahora son puro sueño pero que en otros tiempos fueron largas conversaciones que desembocaban en el amanecer. ¿Dónde fueron? Se nota la ausencia de hablar sin tener en cuenta las horas y el movimiento de las agujas del reloj.
Pero muchas noches pierdes, pero ganas.
1 comentario:
Cuando menos te lo esperas, la memoria retrocede en el tiempo dándole cuerda al reloj hacia atrás. Te transporta a un momento en concreto y te hace darte cuenta de que en realidad el tiempo no se lo lleva todo, solamente nos ayuda a respirar más profundamente para poder seguir viviendo.
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