Caen gotas sobre el tejado
rozándome la piel,
gritándome al oído.
Caen sin ritmo y desordenadas.
Un poco como mi pensamiento
que te piensa de vez en cuando.
Caen sin responsabilidad,
sin atender a las consecuencias.
Caen libres o esposadas.
A veces callan,
otras ríen.
Pero caen...
Caen como las torres más altas.
Caen sin saber por qué.
Y se dejan llevar por la corriente.
Se quedan en un charco,
se convierten en río,
desembocan en el mar
o quedan atrapadas
hasta que el sol se las beba a sorbos.
Cómo quisiera ser el sol
para que hidratasen esta garganta seca.
Cómo quisiera ser el sol
para salir y hacer que desaparezcan.
Pero sin la lluvia el sol sería insoportable.
Y sin la sed, el agua no sería importante.
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