31.12.10

El último sueño del año

Me acuesto y "Revolvió su calor, con su voz, con leche y azúcar se lo dio a beber". Me despierto con susto. Me despierto con miedo. Me despierto con calor. Por último, dejo de despertarme hasta que pican a la puerta.

Estaba en un parque con mucho verde detrás. Nos sentamos en el asfalto. Ellos estaban más lejos que ellas y como por encima, pero podían jugar a cartas igual. Pasa el tiempo y nos juntamos. Aterrizamos en un laberinto nevado. La capa de nieve es gruesa pero el frío no se nota, sólo se siente el silencio. Desangelado. Una llamada y nos avisan de que estamos cerca. Entramos a la sala. Caos. De la nada nos organizan, empezamos a jugar y yo no recuerdo como tachar casillas y los números se pronuncian demasiado rápido a mi parecer. No los oigo. 77 - y tacho. 32 - tacho. Pero, ¿cuál más ha dicho? ¿Es línea? PAUSA!

Salgo y la nieve sigue ahí. Ella sale conmigo. Volvemos donde estábamos pero hay el asfalto del parque y la nieve del laberinto. Escalo las paredes del laberinto sin sentir frío alguno. Se caen las capas de nieve. Las voy arrancando como se arranca el papel de una pared forrada. Debajo hay una espuma marrón desgastada. Parece que todo era un montaje. Por eso no hacía frío. Pero el silencio seguía siendo desangelado. Subo a lo alto de la pared "nevada". Miro y veo las afueras de la ciudad a cada lado. El silencio permanece. Pasa un tren relativamente cerca. No sé de dónde viene, no sé a dónde va, pero no para y se aleja a gran velocidad. Aún así, puedo distinguir las caras de las personas que miran por la ventanilla. No les conozco, pero les reconozco. Y mientras se aleja el tren en dirección al amanecer, yo me voy despertando.

1 comentario:

Diccionario de Simbología Onírica dijo...

Silencio

Este no es un sueño demasiado frecuente, ya que en el mundo onírico suele haber bastante bullicio. Sin embargo, ese silencio simboliza el grado de madurez alcanzado por la persona que sueña. Has llegado a un estado de plenitud emotiva, mental y espiritual. Te sientes a gusto contigo mismo, el ruido exterior ya no te provoca ninguna clase de alteración y ahora disfrutas de una felicidad merecida. También refleja tu desapego de los intereses materiales y tu gran crecimiento interno, que muy pronto se manifestará en tu vida cotidiana. Y lo hará de forma que, lo que hasta ese momento parecía un problema, habrá dejado de serlo.