13.12.13

De la fobia a las despedidas

Las despedidas y los aeropuertos siempre van de la mano. Y de la mano también va mi fobia cuando me encuentro a esa vil pareja al caminar. Una vez más estoy envuelta de esas paredes impersonales que a tanta gente ven pasar a diario. Una vez más estoy haciendo algún gesto o pronunciando algunas palabras que significan 'adiós'. 'Hasta luego' más bien (no me gusta el 'adiós').

Pero la agonía se hace conmigo unos instantes antes de EL instante. Me quedo en blanco un momento. Esas paredes y esos minutos eternos antes de la despedida me matan. Son un dejà vú que me araña por la espalda como para hacerme mirar a esas paredes y recordar. Quizás se me llenan los ojos de sal. Quizás es sólo mi mente.

Pero vuelvo a estar ahí. Vuelve el sabor agrio de la despedida. Y sólo quiero irme para dejar de recordar. Porque es ese recuerdo el que me duele hasta que aprenda a que deje de doler. Y poco a poco pasa. Pero odio las despedidas que van de la mano de los aeropuertos.

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